Su voz llena todas las emisoras de radio, la tele, las casas
y las cabezas de casi todo el mundo. Con una risa franca, una frescura única y
naturalidad genuina, Adele es en mi opinión, lo mejor de la música
internacional. No pretendo herir corazones, solo digo lo que pienso.
Creo que es el soplo de aire fresco que necesitaba la
industria musical. No se ustedes, pero yo ya estoy harta de tanta
flacucha ceso hueco cantando las mismas cursilerías, una tras otra. Al menos
esta chica lo hace de una forma más original. Porque esa es la palabra que la
define: Original y genuina. Una mujer verdadera. Quien inventó esas palabras lo
hizo pensando en que un día Adele nacería y la gente necesitaría describirla de
alguna manera.
Esta mujer tiene una capacidad sorprendente de usar lo que
tiene a mano y convertirlo en una obra de arte, de burlarse de ella misma (ver
Adele en el Royal Albert Hall). La pasión detrás de las letras de sus canciones
es real y sorprendente. Frente a su público no se muestra distante como algo
inalcanzable. Solo entrega su música.
No estoy echándole flores que no se merezca. Tampoco me
interesa su vida privada (la parte que no cuenta), si ha tenido problemas de
alcohol y otras cosas, los escándalos en que se meta de aquí a veinte años.
Adele, yo solo amo tu música y lo que me inspira. Me encanta que seas la única
artista en años a quien no le importa verdaderamente no ser una flacucha
estilizada para salir en cámara. No sabes lo bien que nos hace sentir a las
chicas del mundo real que nuestra nueva cantante favorita no sea otro producto
de plástico. Eso es lo que hace a esta cantante tan buena.
Hasta la próxima aventura.
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