jueves, 19 de mayo de 2011 | By: Sophae

Lo que el buen cine me inspira

Hace poco tuve el inmenso placer de ver una película genial de  Miguel Ángel Lamata, “Tensión sexual no resuelta”. En ella uno de los personajes le conversa a otro: El amor debe matarnos para luego resucitarnos.-
Unas escenas más adelante  se habla de que: El verdadero amor debe sacar lo peor de nosotros.-

Y eso me ha estado dando vueltas en la cabeza todo este tiempo. Verán, vengo de una familia donde constantemente soy acusada de “soñadora irremediable”, de no acabar de poner “los pies en la tierra”. Nada más alejado de la verdad. Yo veo el mundo tal y como es, pero me doy el lujo (porque me da la gana) de sentir con todo lo que llevo dentro. -Todo lo que esté de frente recibe inclemente mi fuerte huracán de ternura-, dice la letra de una canción de mi grupo favorito y así siento yo. El amor me quema, me duele, me enferma, hace que me den unos ataques horribles de ira que solo se curan cuando soy correspondida. Es que me hace querer morir de desesperación y a la vez me da fuerzas para vivir desesperadamente. Eso se supone que sea el amor.

¿Por qué conformarnos con el mito infantil del príncipe azul que haría cualquier cosa por nosotras? ¿Y qué pasa si no nos enamoramos del príncipe perfecto? ¿Qué hay de malo en buscar a alguien que no solo te quiera con rabia, con locura, con ternura, sino a quien también  querer hasta que duela? Si ese es el verdadero sentido de la vida, eso es lo que la hace verdaderamente buena.



Si alguien, quien sea, lee esto, se lo agradezco infinitamente. Porque aunque le parezca una soberana porquería se tomó el tiempo de leerme. Por cierto, le recomiendo ver la película en caso de que no lo haya hecho ya, es simplemente genial.
Gracias.